“El movimiento popular en general debe superar la vieja dicotomía de que ser movimiento no es compatible con ejercer o establecer alianzas con el poder político. En Nicaragua ya hemos superado ese problema: el FSLN ejerce el poder político vinculado estrechamente con el movimiento popular. Si esta falsa dicotomía no es superada en el resto de América Latina, será muy difícil establecer gobiernos revolucionarios sólidos, resistentes y que duren en el tiempo”, dijo William Grigsby, director de Radio La Primerísima.
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